domingo, 31 de enero de 2016

La Fundación Rockefeller es propietaria del virus Zika


La Fundación Rockefeller es propietaria del virus Zika
Una investigación de Selecta News ha descubierto que la Fundación Rockefeller es propietaria del virus Zika, con el cual los medios de comunicación de las grandes corporaciones están metiendo el miedo a la población de manera desproporcionada, anunciando que en caso de contagio se puede contraer microcefalia en fetos, o el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno auto-inmune que afecta al sistema nervioso y desemboca en la parálisis progresiva de los músculos del cuerpo.




Los dos terribles "extras" que puede traer el Zika



La persona que ha contraído el Zika puede tener fiebre de menos de 39°C, dolor de cabeza, debilidad, dolor muscular y en las articulaciones, inflamación que suele concentrarse en manos y pies, conjuntivitis no purulenta, edema en los miembros inferiores y erupción en la piel, que tiende a comenzar en el rostro y luego se extiende por todo el cuerpo.



Con menos frecuencia se presentan vómitos, diarrea, dolor abdominal y falta de apetito.

En embarazadas, existe el riesgo de que el feto contraiga microcefalia. El Salvador, por ejemplo, ya ha pedido a las mujeres que no se queden embarazadas hasta el año 2018.



Otro mal que puede venir con el Zika es el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno autoinmune que afecta al sistema nervioso y desemboca en la parálisis progresiva de los músculos del cuerpo. Lo que se conoce hasta ahora es que, cuando se contrae la enfermedad, el sistema inmunitario –el que se encarga de proteger al cuerpo de enfermedades identificando y atacando a agentes patógenos– ataca a una parte del sistema nervioso periférico.



Concretamente incide en la mielina, la capa aislante que cubre los nervios. Como consecuencia, los nervios se vuelven incapaces de transmitir señales con eficiencia. Y por ello, los músculos comienzan a perder su capacidad de responder y los pacientes comienzan a sufrir debilidad.


Asimismo, el cerebro recibe menos señales sensoriales del resto del cuerpo, y por lo tanto el individuo afectado empieza a perder sensibilidad ante el calor, el dolor, las texturas y otras sensaciones. La enfermedad puede progresar muy rápidamente. La insensibilidad suele empezar en los pies, y avanza hacia el resto del cuerpo, hasta el rostro.

Los síntomas pueden empeorar de manera muy rápida. Si la inflamación afecta a los nervios del tórax y del diafragma –el gran músculo bajo los pulmones que les ayuda a respirar–, y esos músculos están débiles, el paciente puede llegar a requerir asistencia respiratoria.


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